Puede decirse que cuando un bebé comienza a gatear se abre camino hacia su independencia. Gatear trae innumerables ventajas para el pequeño. A pesar de los sustos que los padres nos llevamos cuando nuestro hijo se convierte en un explorador en posición cuadrúpeda ( 4 puntos de apoyo), debemos incentivarlo a explorar el ambiente y sacar partida de su nueva libertad de movimiento.
Gatear le permite al niño una nueva visión del mundo, de sí mismo y de sus capacidades. Con esta actividad el pequeño fortalece sus músculos y las articulaciones de los brazos, piernas, cuello y espalda, preparándolo para que se ponga de pie y pueda empezar a andar.
En el aspecto cognitivo le permite descubrir muchas cosas y satisfacer su curiosidad y deseo de aprender. También aumenta su autonomía. El bebé comienza a tomar sus primeras decisiones, por ejemplo, puede escoger entre ir al salón o a la cocina, empujar un carrito o alcanzar una pelota. Todo esto hace que acumule experiencias y gane confianza en sí mismo.
La mayoría de los bebés comienzan a gatear alrededor de los siete y doce meses. Este proceso es lento, complejo y se manifiesta de forma diferente en cada niño. Antes de empezar, el bebé tiene que pasar por otras fases de movimiento: rodar sobre sí mismo, arrastrarse, levantar el tronco y la barriga del suelo; después de las cuales consigue gatear.
Cada niño tiene su propio ritmo de evolución y sus padres deben respetarlo. Gatear requiere de una coordinación mental que apenas es posible cuando el sistema nervioso del bebé esté suficientemente maduro.
Hay diversos factores que inciden en que el bebé comience a gatear antes o después, pero lo cierto es que la mayoría de los bebés gatean. Hay bebés que en vez de gatear realizan otras formas de movimiento con igual eficacia: algunos se arrastran sentados, otros gatean para atrás y otros tantos no se arrastran ni gatean de ninguna manera y pasan directamente de la posición de sentados a sus primeros pasos.
Cuando el bebé comienza a gatear debemos adecuar el espacio para que pueda hacerlo con libertad y sobre todo protegerle de los peligros: protectores para los enchufes, cuidar de que no se encuentre con objetos puntiagudos, monedas u otros objetos. En Carpe Diem contamos con espacios especiales para permitirle a tu hijo un sano desarrollo de sus capacidades.
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Edad:
6 - 11 meses
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Cuando un bebé comienza a gatear se abre camino hacia su independencia